La formación de la cordillera de los Andes, el terremoto que en 1906 quitó la vida a 3.000 personas en San Francisco, los más de 450 volcanes del Cinturón de Fuego (leer: Erupción en el Monte Sinabung), todo son ejemplos de la poderosa acción de las placas tectónicas. En realidad los acontecimientos más violentos que suceden a lo largo y ancho de la Tierra se concentran en los bordes de placas tectónicas, pues al comprimirse unas contra las otras, se desprende una enorme cantidad de energía que genera movimientos sísmicos, volcanes o inmensos desplazamientos de tierra.
Entonces la pregunta sería: ¿Te atreverías a bucear en el punto exacto donde se encuentran dos placas tectónicas?
Si la respuesta es sí, mejor no se lo cuentes a tus padres ni a tu pareja, se podrían preocupar…
Pero esto es exactamente lo que pasó por la mente del fotógrafo submarino Alex Mustard un día cualquiera: bucear entre dos continentes. Y después de madurarlo por varios años decidió que debía hacerlo. Así que a sus 36 años y cargado con una larga experiencia en inmersiones de riesgo en sus espaldas, se dirigió a Islandia para llevar a cabo el proyecto que lo haría famoso en todo el mundo.
“El viaje me llevó a donde la Tierra se está desgarrando”, explica Alex en su website. Y ahí, en el gélido mar de Groenlandia, tomó algunas de las fotografías que más me han impresionado en mi vida, tanto por su belleza como por la carga simbólica que guardan.
Un solitario ser humano sumergido a 25 metros de profundidad en la grieta que separa la placa tectónica Norteamericana de la Eurasiática. Una nueva prueba de lo diminutos y, a la vez, lo geniales que podemos llegar a ser.
Las placas tectónicas Norteamericana y Eurasiática se separan lentamente en esta zona, a un ritmo constante de dos centímetros y medio al año. Este movimiento ha derivado en una gran cantidad de fallas, cañones, valles, volcanes y chorros de agua caliente proveniente del interior de la Tierra.
Estos fenómenos han dibujado también durante siglos el paisaje en el interior de la exótica isla de Islandia, de manera que Alex Mustard pudo realizar otras muchas más fotografías en los cañones de Silfra y Nikulasargja, a más de 200 metros de profundidad en lagos de agua dulce.
El fotógrafo quedó impresionado por la visibilidad de las aguas en esa zona: “He buceado por todo el mundo y estas son, probablemente, las aguas más limpias y claras que he visto nunca“, asegura.
Las zonas en la que Alex Mustard realizó sus inmersiones (tanto las oceánicas como las interiores de agua dulce) están sobre una profunda grieta entre dos placas tectónicas gigantescas: la que contiene a Norteamérica y la que contiene a Europa y Asia. En la imagen siguiente se pueden ver las placas más importantes del hemisferio Norte, con la zona en la que se realizaron las fotografías marcada en rojo.
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