Hoy hace justo 54 años del asesinato en Dallas de John F. Kennedy, mientras viajaba en el asiento trasero de su limusina oficial, a su paso por Dealey Plaza (22 de noviembre de 1963). Según la teoría oficial el presunto asesino, Lee Harvey Oswald, habría efectuado tres disparos de rifle desde el sexto piso de un edificio dedicado a almacén de libros.
Poco después del asesinato empezaron a surgir todo tipo de teorías proponiendo diferentes conspiraciones que envolverían a organizaciones tales como la CIA, el FBI, la KGB, la Mafia, grupos anti-castristas en el exilio, grupos de poder israelitas o incluso el vice-presidente americano Lyndon B. Johnson.
Una comisión oficial encabezada por el juez Earl Warren fue la encargada de investigar el asesinato. A lo largo de 27 volúmenes se recogieron y analizaron todas las evidencias, testimonios y pruebas. Después de 10 meses de investigación, la Comisión Warren concluyó que no había evidencias “persuasivas” que indicaran que Lee Harvey Oswald hubiera colaborado con ninguna conspiración, y dio el caso por cerrado.
En las décadas siguientes se han ido publicado docenas de libros y documentales, exponiendo incontables teorías conspiratorias (muchas veces contradictorias entre ellas). Cabe destacar la película de Oliver Stone JFK (1991), en la que se examinan los eventos que llevaron al asesinato del presidente Kennedy y el presunto encubrimiento, a través de los ojos del ex-fiscal de distrito de Nueva Orleans Jim Garrison (protagonizado por Kevin Costner).
Los elementos más controvertidos de la versión oficial, que han dado alas a las teorías de la conspiración son:
– Poco después de la muerte de Kennedy, Lee Harvey Oswald fue detenido. Él se declaró inocente en todo momento. Dos días después, mientras era custodiado por la policía, fue asesinado por Jack Ruby, el propietario de un club nocturno de Dallas (que también murió en extrañas circunstancias cuatro años más tarde).
– Para poder realizar el crimen él solo, Oswald habría tenido que ser capaz de realizar tres disparos de fusil desde lo alto de un edificio, en menos de 5,6 segundos y con una mira telescópica de no más de 5 dólares (además defectuosa).
– 52 testigos declararon haber oído disparos provenientes de una valla cercana a un montículo de hierba de la plaza Dealey. Desde esta posición se habrían podido realizar disparos frontales, mientras que desde el edificio donde supuestamente estaba Oswald sólo se podían realizar disparos por la espalda.
– En la rueda de prensa que ofrecieron justo después del anuncio de la muerte del presidente Kennedy, el cirujano jefe de Dallas ratificó dos veces que una de las heridas de bala de Kennedy era entrante, disparada de cara a él.
Se han documentado numerosas irregularidades entorno a la búsqueda de huellas dactilares en los sitios clave de la plaza Dealey y en los resultados de la autopsia de Kennedy.
Evidentemente, no pretendo dar veracidad ni desmentir nada lo que se ha ido investigando a lo largo de los años. No podría. Lo que si me interesa es ver si las leyes de la física permiten explicar lo sucedido atendiendo a la teoría oficial de los tres disparos de Oswald.
Así que empecemos:
Teóricamente los tres disparos se realizaron desde el 6º piso de Texas School Depositary (ver esquema de la plaza Dealey).
El primero disparo no hizo blanco porqué fue desviado por un árbol. De este disparo hay poco que decir, aparte de que hirió levemente a un testigo.
El segundo disparo impactó en la espalda de Kennedy, saliendo por su garganta y alcanzando después el torso, la muñeca y el muslo del gobernador de Texas, John B. Connally Jr., quien viajaba en la parte delantera de la limusina. La extraña trayectoria que tuvo que hacer la bala para provocar ella sola todas estas heridas le valió el sobrenombre de la “bala mágica”.
Se estima que en su trayecto la bala atravesó 15 capas de ropa, aproximadamente 15 pulgadas de tejido, golpeó en el nudo de la corbata, removió 4 pulgadas de costillas y se alojó en el hueso del muslo.
Ante estos hechos, la pregunta más lógica que podemos hacernos es: ¿Es posible que una sola bala pueda provocar 7 heridas diferentes a dos personas?
La teoría oficial defiende que la bala entró por la parte posterior del cuello de Kennedy, salió por su garganta, quedó suspendida casi un segundo y medio en el aire, giró a la derecha, entró por la espalda de Connally, salió por su pecho izquierdo, volvió a girar para alcanzar su muñeca, y finalmente rebotó y alcanzó su muslo (ver imagen arriba). Después de todo esto el proyectil fue hallado en la camilla de Connally, en el corredor del Hospital Parkland Memorial en Dallas, casi sin ningún rasguño.
Para los partidarios de la teoría de la conspiración todo esto se puede explicar mucho más fácilmente con la existencia de más de un tirador. Las diferentes heridas, los 52 testigos que oyeron disparos cercanos al montículo, el testimonio del propio Connally ante la comisión Warren declarando que estaba seguro de que la bala que le había herido a él no era la misma que la que había herido a Kennedy,… todo parece indicar que Oswald no actuó solo.
Pero: ¿Qué dice la física sobre la “bala mágica”?
Desde que la película de Oliver Stone popularizó la teoría de la “bala mágica”, muchas personas han intentado justificar ese comportamiento. El principal argumento esgrimido es que, en realidad, el gobernador Connally iba acomodado en su asiento casi 8 cm más bajo y 15 cm a la izquierda del presidente Kennedy. Según varios estudios y simulaciones sólo con este cambio en la disposición de Connally ya cuadra todo, como por arte de magia. Raro…
Por su parte el especialista español en balística, Ángel Hernández, considera que la teoría de la “bala mágica” sí puede ser cierta, e indica que la clave está en el tipo de bala usada. Para Hernández, el pequeño tamaño y la ligereza del proyectil (6’5 mm de diámetro y 10 gr), junto a la gran velocidad a la que impactó a Kennedy (600 m/s), le permitirían seguir una trayectoria compleja. Hernández asegura además que la bala podría había sido blindada, razón por la cual no se habría dañado significativamente.
El tercero disparo alcanzó a Kennedy en la cabeza, causándole la herida responsable de su muerte, y de nuevo hay controversia respecto a su origen. La teoría oficial dice que este disparo también fue realizado por Oswald desde el Texas School Depositary, situado detrás de la limusina oficial. Sin embargo en un vídeo casero, realizado por Abraham Zapruder en el momento de los disparos, se puede observar algo que parece contradecir esta versión.
En la grabación (tomada a 18 fotogramas por segundo) se puede observar que entre los fotogramas 312 y 313 la cabeza de JFK se desplaza unos 5 cm hacia delante, para inmediatamente después experimentar una violenta sacudida hacia atrás de más de 21 cm (entre los fotogramas 313 y 321). Dicha sacudida es fácilmente explicada con la existencia de un segundo francotirador realizando un disparo frontal.
Y de nuevo la pregunta: ¿Permite la física explicar el movimiento de la cabeza de Kennedy sin la necesidad de un segundo disparo?
La clave está en la segunda ley de Newton, que asegura la conservación de algo llamado momento lineal en ausencia de fuerzas externas. El momento lineal de un objeto se define como el producto de su masa por su velocidad en un instante determinado.
Según esta teoría, si la bala que impactó a Kennedy se hubiera quedado dentro de su cabeza, se debería esperar que su movimiento hubiera sido sólo hacia delante. Esto es así porqué la cantidad de movimiento de la bala (positiva por estar la bala avanzando) más la de la cabeza (nula por estar la cabeza en reposo) se debe conservar después del impacto. De manera que después del impacto el conjunto bala + cabeza deben avanzar para tener una cantidad de movimiento positiva.
Pero la realidad es que la bala no se quedó en la cabeza de Kennedy, sino que salió por la parte delantera llevando consigo fragmentos orgánicos (huesos, sangre,…). Así, todo lo que es expulsado por el orificio de salida se comporta como una especie de “surtidor” llamado jet effect, y el mismo principio de conservación de la cantidad de movimiento puede dar como resultado ahora que la cabeza se desplace hacia atrás.
En el siguiente vídeo se puede ver un ejemplo de cómo un disparo puede hacer caer un melón hacia atrás. El aumento de la presión dentro del melón (cabeza) y el gran tamaño del orificio de salida permiten entender dicho comportamiento.
Entonces, ¿cuál es la conclusión? Pues desgraciadamente yo tampoco puedo dar una conclusión final sobre lo que sucedió ese 22 de noviembre de 1963. Lo que sí puedo decir es que las leyes de la física permiten justificar algunos de los aspectos más controvertidos de la versión oficial sobre la muerte de John F. Kennedy.
Claro que, las leyes de la física también permiten a una gallina teclear textos interesantísimos en un ordenador y de momento aún no he conseguido que la mía (se llama Rita) se ponga a escribir cosas serias en el blog…
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