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La curva Tamburello se había ganado la fama de ser una de las más peligrosas del Mundial de Fórmula 1. Era la más rápida del Circuito de Enzo e Dino Ferrari de Imola (San Marino), y la escasa distancia entre la pista y el muro del circuito no daban opción a reaccionar a los pilotos si perdían el control de su monoplaza. Ese domingo 1 de Mayo de 1994, Ayrton Senna (Williams-Renault) rodaba en primera posición seguido de un joven Michael Schumacher (Benetton-Ford), que lideraba la clasificación del Mundial. Senna, con 3 mundiales a sus espaldas, había empezado la temporada de manera desastrosa y sabía que debía imponerse en Imola si quería seguir teniendo opciones de ganar su cuarto título. A los 9,1 segundos de iniciar la séptima vuelta Senna pisó el acelerador de su Williams FW16 hasta el fondo. Tenía ante él una recta larga y quería deshacerse lo antes posible del acoso de Schumacher, pero el alemán no cedía. Al final de la recta les esperaba la temida curva Tamburello. Todo o nada. Senna entró en la curva a 310 Km/h y algo le hizo perder el control del coche. Según los datos del ordenador del Williams, sólo tardó 0,8 segundos en sacar el pie del acelerador. Un tiempo de reacción extremadamente rápido, pero insuficiente. A más de 300 km/h y a sólo 40 metros del muro, habría necesitado menos de 2 décimas de segundo para reaccionar a tiempo. Impactó contra el muro a 211 km/h. Tenía 34 años.

LAS CAUSAS DEL ACCIDENTE

Aún hoy, a 20 años del triste suceso, las causas del accidente de Ayrton Senna siguen sin estar claras. En un primer momento se atribuyó la pérdida del control del coche al mal estado de la pista. El propio Senna lo había denunciado el día antes, ante la trágica noticia de la muerte del piloto Austríaco Roland Ratzenberger (Simtek) por un accidente durante la tanda de calificación. Esa muerte había afectado profundamente a Senna, hasta el punto que su amigo Sid Watkins, experto en seguridad en la F1, le llegó a decir: “Ya has ganado todo, eres exitoso, joven, el piloto más rápido del mundo, ¿Por qué no nos retiramos y nos vamos a pescar?” Senna contestó, que no: “No puedo hacerlo, soy corredor de coches”.

Fallo por Rotura

Durante la investigación del accidente, apareció una nueva hipótesis: la rotura de la barra de dirección del volante podría haber sido la causa del accidente de Senna. En las primeras carreras de la temporada el piloto brasileño se había quejado del reducido espacio que tenía en el interior de su monoplaza, así que decidieron acortar la barra de dirección para que pudiera pilotar con los brazos en una posición más cómoda. Los mecánicos del equipo Williams cortaron parte de la barra y soldaron un pedazo de varilla más corta y de un diámetro diferente al original. Patrick Head, director técnico del equipo, dio el visto bueno a la modificación.

Tras al accidente se dictaminó, mediante un examen con microscopio electrónico realizado en la Universidad de Bolonia, que la columna de dirección tenía signos claros de rotura por fatiga del metal y que se había quebrado antes del choque. Usando estos indicios un tribunal italiano pronunció, el 13 de abril de 2007, la siguiente la sentencia: “Se ha determinado que el accidente fue causado por un fallo en la columna de dirección. Este problema fue debido a modificaciones mal ejecutadas, y la responsabilidad de éstas cae sobre Patrick Head, culpable del control omitido”. Sin embargo Patrick Head nunca fue detenido porque el delito había prescrito varios años antes.

Maldita Aerodinámica

A pesar de los resultados de los exámenes realizados a la columna de dirección del coche de Senna y de la sentencia del 2007, hoy en día muchos expertos opinan que en realidad esa no fue la causa del accidente. Su argumento es que la columna de dirección no se rompió antes del accidente, sino después, a causa del impacto del coche contra el muro. La principal prueba a favor de esta teoría es que los datos del ordenador del FW16 indicarían que justo antes del accidente seguía habiendo par de giro sobre la columna. Ese par de giro dependía de la fuerza que Senna estaba haciendo para girar el volante, y debería haber sido cero si la columna se hubiese roto.

Según muchos de los detractores del fallo por rotura, la causa de la pérdida de control del monoplaza de Senna debe buscarse en la aerodinámica. Para entenderlo hay que tener en cuenta que los coches de F1 deben ser capaces de trazar curvas a muy alta velocidad. Esto lo logran gracias a un gran agarre de los neumáticos al suelo, sino el coche no podría generar la fuerza que le permite girar y seguiría una trayectoria rectilínea. Así, para incrementar el agarre, se usan dispositivos aerodinámicos que generan fuerzas hacia abajo. La idea es la misma que permite volar a los aviones, sólo que en este caso los alerones crean una fuerza que aplasta al coche contra la pista. Otra manera de aumentar la fuerza aerodinámica de agarre es reducir la distancia entre los bajos del coche y el suelo. De esta forma el aire debe pasar por una sección menor, por lo que lo hace a mayor velocidad. Y este incremento de la velocidad del aire al pasar por debajo del coche implica una disminución de la presión (por el Principio de Bernoulli), que lo succionará contra la pista.

aero

Imaginad ahora el Williams FW16 de Senna entrando a la curva de Tamburello a 310 km/h. Necesita una gran fuerza para poder girar a esa velocidad. Los dispositivos aerodinámicos están generando una gran fuerza que empuja el coche hacia el suelo aumentando el agarre de las ruedas, y la diminuta distancia entre los bajos y la pista genera un efecto de succión. Senna era un conductor tremendamente experimentado, así que sabía perfectamente hasta dónde podía forzar al coche. Pero imaginad que, por alguna razón, los bajos del coche tocaran el suelo, evitando el paso del aire por esa zona. ¿Qué habría sucedido? Pues que la fuerza de succión que ayudaba a girar al coche habría desaparecido de repente, impidiendo el trazado de la curva. Ante una situación cómo ésta el coche habría reaccionado cómo lo hizo el de Senna.

Y parece que eso fue lo que pudo pasar.

La carrera ya había empezado mal. El finlandés Jyrki Jarvi Lehto (Benetton-Ford), que salía desde la quinta posición de la parrilla, se había quedado parado, con el motor ahogado. El portugués Pedro Lamy (Lotus-Mugen Honda) no lo pudo esquivar y le impactó en la parte posterior del monoplaza. Las esquirlas resultantes del impacto hirieron levemente a nueve personas del público. Este incidente hizo ingresar al coche de seguridad. Era la segunda carrera en la historia de la F1 con pista seca en la que se utilizaba el hoy famoso pace-car. Pero por esas fechas aún no se usaba un coche deportivo capaz de correr a más de 200 km/h, sino un modesto Opel Vectra. Debido a la baja velocidad del coche de seguridad, las ruedas de los monoplazas se enfriaron y perdieron presión, lo que provocó que los bajos se acercaran al suelo más de lo esperado.

Una vez restablecida la normalidad, el coche de seguridad salió de la pista y la carrera se lanzó de nuevo, con Senna en la cabeza. La primera vuelta fue relativamente lenta, pero en la segunda Senna pisó el acelerador a fondo. Y ya sabemos que pasó al llegar a la curva fatídica. Su velocidad era de 310 km/h y su fuerza centrífuga (la que tiende a sacar al coche de la curva) de 3,62G, casi 4 veces su peso. Además sus neumáticos estaban fríos y su chasis peligrosamente cerca del suelo. Probablemente hubo un leve contacto entre el chasis y el suelo, el efecto de succión del aire desapareció instantáneamente y el eje trasero derrapó. Nada que hacer. La aerodinámica no hace excepciones, ni siquiera con el más gran piloto de la historia.

Epílogo

Aquella temporada hubo muchos accidentes graves. La FIA había prohibido todas las ayudas electrónicas a la conducción, como el control de tracción, las suspensiones activas o el ABS. Sin embargo la potencia de los motores se había mantenido intacta. Es decir, el mismo monstruo con menos control.

Quizá jamás se sepa qué pasó realmente. Como en todos los accidentes, quizá sólo se dio una combinación caprichosa de varios sucesos. Pero una cosa está clara, en la seguridad de los coches de Fórmula 1 hay un antes y un después de la muerte de Ayrton Senna. Incluso la curva Tamburello fue modificada para obligar a los pilotos a reducir la velocidad. El legado póstumo del gran campeón brasileño.

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