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Este año 2015 parece estar destinado a romper varios récords. En mi caso particular, es el año que más he buceado de mi vida. En mi ciudad, Barcelona, seguro que se bate de nuevo el récord de turistas requemados por el Sol que pasean por Las Ramblas. En España se ha llegado a un máximo de cabreo general con la bochornosa clase política que nos gobierna y en Europa tenemos el orgullo de haber recuperado un Récord Guinnes que nunca debimos perder, el del mayor tiramisú del mundo.

¿Y a nivel global? Pues parece que el récord mundial este año va a estar relacionado con las temperaturas en nuestro planeta, un nuevo indicio del precipicio hacia el que nos encaminamos.

Según los datos de la NASA (ver aquí), la temperatura media global este 2015 está 0,71ºC por encima de la media histórica y los primeros cinco meses han sido los más cálidos jamás registrados.

Ante esta noticia uno puede objetar que las temperaturas anuales suelen mostrar ligeras variaciones y están sujetas a complejos ciclos, de manera que no hay que alarmarse si algunos años son más fríos y otros más calientes. El problema es que los datos registrados entre enero y mayo de este año destacan con contundencia. Según el doctor en ciencia térmica John Abraham “2015 está muy por encima, simplemente por las nubes.”

En la figura 1 se puede ver la evolución de las temperaturas medias globales entre el año 1880 y el 2014. ¡Y el punto rojo de la esquina superior derecha muestra la media del presente 2015!

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                                      Temperaturas Globales en superfície estimadas por NASA GISS.

Abraham también avisa de que la teoría de que el calentamiento global se está frenando no es cierta, pues se basa en una interpretación sesgada de los datos. Dicha teoría, defendida por poderes económicos, políticos y científicos escépticos del cambio climático, sostiene que no se ha registrado ningún incremento significativo de temperaturas desde el año 1998, por lo que no se puede asegurar que la emisión de gases de efecto invernadero tenga un impacto negativo real en el clima de la Tierra (ver artículo).

“Dichos argumentos sólo contemplan las temperaturas de la superficie terrestre, que representan simplemente el 1-2% del calentamiento total del planeta,” asegura Abraham. “Más del 90% del calor se acumula en los océanos, a una velocidad superior a la que provocaría la detonación de cuatro bombas atómicas por segundo (ver artículo).

En la figura 2 se muestran valores del calor acumulado por: tierra + hielo + atmósfera (en rojo), océanos entre 0 y 700 metros (en azul claro) y océanos entre 700 y 2.000 metros (en azul oscuro). Los datos se han calculado mediante una media de 11 años, usando el valor de cada año y los 5 años anteriores y posteriores.

Viendo las tendencias en la figura 2 se puede concluir fácilmente que, a pesar de que el calentamiento registrado por la superficie terrestre no es muy significativo, hay evidencias científicas de que la Tierra en global está acumulando calor a un gran ritmo.

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Calentamiento de: tierra + atmósfera + hielo (en rojo), océanos entre 0 y 700 metros (en azul claro) y océanos entre 700 y 2.000 metros (en azul oscuro). Fuente: Nuccitelli et al. (2012).

India se derrite

Muchas veces los fríos datos y las gráficas no pueden reflejar la complejidad de una situación. Por esto, un ejemplo de lo que está sucediendo a nuestro alrededor puede ayudarnos a entender mejor el problema del cambio climático.

Hay muchos casos paradigmáticos donde elegir, pero la ola de calor que ha azotado India en los últimos dos meses me parece el más impresionante.

El pasado mayo de 2015, los estados del sur de la India sufrieron una intensísima ola de calor, que llevó a la muerte de más de 2.100 personas durante ese mes. Las temperaturas se alzaron en lo termómetros por encima de las máximas registradas en las últimas dos décadas, coincidiendo con el inicio de la estación seca (que por lo general dura de marzo a julio).

La ola de calor fue producto, en gran parte, del final repentino de las lluvias pre-monzónicas, dejando grandes zonas de India áridas y secas. A esta situación climática se le ha juntado el efecto de El Niño, que a menudo aumenta la temperatura en Asia.

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Paso de cebra en Nueva Delhi, con el asfalto derritiéndose por las altas temperaturas el 27 de mayo del 2015. Fuente: Harish Tyagi/EPA.

Ante este panorama, la pregunta podría ser: ¿Cuales pueden ser las temperaturas en el futuro a medio plazo?

Recientes extrapolaciones realizadas usando modelos climáticos y simulaciones pueden darnos una idea. Los resultados son patrones de temperaturas y precipitaciones de alta resolución para el periodo comprendido entre el año 1950 y el 2100.

En la gráfica siguiente se puede ver que en julio del 2100 la temperatura media en España podría superar los 38ºC, mientras que en gran parte de Sudamérica se podrían llegar a temperaturas medias de 36ºC.

Los pronósticos también alertan de que en 2099 las concentraciones de CO2 en la atmósfera podrían llegar a ser de 900 partes por millón. Si tenemos en cuenta que durante estos primeros meses del 2015 se han registrado valores de 400 partes por millón, queda claro que los récords que se están sentando este año no tardarán en verse ampliamente superados.

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              Extrapolación de la temperatura global en la Tierra para julio del año 2100. Fuente NASA.

“Históricamente las líneas de tendencia de la temperatura global eran más parecidas a una escalera que a una rampa,” explica el doctor Joe Romn, editor y fundador del proyecto Climate Progress. “Ahora parece que estamos ante el gran salto de temperaturas que los científicos predecíamos.”

Esperemos que dicha predicción sea errónea, pero pongámonos todos manos a la obra por si no lo es…

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