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Históricamente los físicos han asumido que si conocemos la información completa acerca de un sistema en un espacio y un tiempo concretos, seremos capaces de determinar su estado en otro tiempo cualquiera. Este concepto se llama determinismo científico y se puede entender usando un simple ejemplo:

Pensemos en una partida de billar. Nuestro sistema físico serán la mesa, las bolas y el palo con el que éstas se golpean. Lo que el determinismo defiende es que si fuéramos capaces de tener información exacta sobre las características de la mesa (rugosidad del tapete, inclinación de la mesa, forma exacta,…), sobre las características y la posición de las bolas y sobre el golpeo (fuerza, dirección, dureza del palo,…) podríamos calcular la posición final de cada una de las bolas usando ecuaciones matemáticas.

Billard

Y lo mismo aplicaría para el resultado de la tirada de un dado, el vaivén de una hoja a merced del viento o algo tan caótico como la explosión de una granada. La física determinista sueña con predecir el futuro en base a unas reglas y unas condiciones iniciales bien conocidas. En realidad a la mayoría nos gusta tener la certeza de que si hacemos lo mismo bajo la misma situación el resultado será el mismo, ¿no?

Pues bien, resulta que hace 40 años las teorías sobre la física de los agujeros negros empezaron a chocar frontalmente con ésta idea. Basándose en las características que debería tener la radiación emitida por los agujeros negros (radiación de Hawking) se llegó a la conclusión de que toda la información que entra en ellos se pierde, para siempre.

Dicha teoría, llamada “la paradoja de la perdida de información en agujeros negros”, ha tenido durante años a ilustres defensores tales como Stephen Hawking o Kip Thorne. Pero también ha contado con una gran oposición entre parte de la comunidad científica.

¿Cómo aceptar que los agujeros negros se comportan como grandes sumideros de información cósmicos, capaces de borrar todo rastro de lo que la materia había sido en el pasado?

Ahora parece que una nueva investigación indica que puede no existir tal paradoja

“De acuerdo con nuestro trabajo, la información no se pierde una vez entra en un agujero negro”, dice Dejan Stojkovic, físico de la Universidad de Buffalo. Los resultados de su investigación aparecieron hace menos de un mes en la publicación Physical Review Letters, con la colaboración del estudiante de doctorado Anshul Saini (link al artículo).

El trabajo consiste en un desarrollo matemático basado en la combinación de la mecánica quántica y la teoría de la relatividad. Y en vez de modelizar sólo las partículas que un agujero negro emite, también tiene en cuenta las interacciones entre las partículas. Dichas interacciones, que pueden ir desde la atracción gravitatoria hasta el intercambio de partículas portadoras de campos físicos (tales como fotones), eran conocidas pero consideradas términos “poco relevantes” de las ecuaciones.

Los resultados de Stojkovic muestran que estas correlaciones entre partículas pueden revelar información sobre lo que hay dentro del agujero negro. Información que permitiría conocer características sobre la estrella cómo se formó y también sobre la materia y energía absorbida a lo largo del tiempo.

“Este es un importante descubrimiento porqué incluso los físicos que creían que la información no se perdía han tenido que pelear para demostrar, matemáticamente, cómo sucede”, apunta Stojkovic.

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